La actividad de la Dra. Luisi fue sumamente vasta, rica, intensa y extensa, por lo que resulta difícil sintetizarla.

Mujer de excepcionales condiciones, fue la primera doctora en medicina recibida en nuestro país en 1908. Desempeñó numerosos cargos docentes en Institutos Normales, en la Sección de Enseñanza Secundaria y fue Jefe de Clínica Ginecológica en la Facultad de Medicina de Montevideo. Fue la primera mujer latinoamericana que concurrió en representación oficial de un gobierno a la Sociedad de las Naciones. Intervino en numerosos congresos y conferencias en nuestro país y en el exterior. Temas de su especialidad y a los que se consagró toda su vida: protección a la infancia y juventud, contra la trata de mujeres y niños; trabajo, paz, higiene escolar, especialmente lo que refiere a educación sexual y profiláctica. Sus trabajos fueron publicados en revistas, folletos, actas de congresos y recogidos en dos libros:

"Otra voz clamando en el desierto” (1948) y su obra póstuma ”Pedagogía y conducta sexual” (1950). En sus trabajos de 1916 y 1919 se esforzó por demostrar la utilidad de introducir en las escuelas las cuestiones comprendidas bajo el nombre de Enseñanza Sexual.

Fundó la Alianza Uruguaya para el Sufragio Femenino; las secciones uruguayas y argentina de la Federación Abolicionista Internacional; las asociaciones sindicales femeninas, siendo la primera de ellas la Unión de Telefonistas y después la de Costureras de Sastrerías. A su impulso se creó además la Asociación de Mujeres Universitarias de Uruguay.

Durante su estada en Europa, comisionada por el gobierno para el estudio de diversas cuestiones de higiene escolar en 1914, tuvo la oportunidad de conocer algunas mujeres admirables que formaban parte de esa gran asociación que era el Consejo Internacional de Mujeres. Aunque nacido en América, pocas naciones americanas contaban en su seno un Consejo Nacional: solamente EE.UU. (en cuya capital había nacido el Internacional en 1888) y en la República Argentina que había fundado el suyo dos años después por iniciativa de la doctora Cecilia Grierson, la primera entre las mujeres sudamericanas que conquistara el título académico.

Nombró como madrinas del naciente consejo a Mme. Siegfrid, Presidenta del Consejo Nacional de Francia y primera Vice del Internacional.; Mme. Avril de Sainte Croix, Presidenta de la Sección “Moralidad pública e igual moral” del Consejo Internacional, y a María Bonnevial gran luchadora desde 1870 por la emancipación de la mujer; en esos momentos, casi octogenaria, acababa de organizar los ouvroirs para obreras sin trabajo, durante la guerra.

La divisa de nuestro Consejo, fue la misma del Internacional: ”No para ellas mismas sino para la humanidad”, instituída por la fundadora, Mrs. Mary Wright Sewal.